Operaciones aéreas en la Antártida Argentina

El riesgo que representa tener que efectuar actividades aéreas en la Antártida, en muchos casos más riesgosas que en la guerra misma


Crédito: Juan Carlos Cicalesi - Santiago Rivas

Por todos es sabido lo complejo y riesgoso que son las operaciones aéreas en tiempo de guerra, pero lo que pocos saben es lo complicado y el riesgo que representa tener que efectuar actividades aéreas en la Antártida, en muchos casos más riesgosas que en la guerra misma.

El personal de tripulantes y medios de la Fuerza Aérea designado para realizar misiones de manera permanente en el continente antártico bajo comando operacional del Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR), enfrentan adversidades meteorológicas operando en condiciones de extremo frío y fuertes vientos, considerando además que la meteorología puede cambiar en pocos minutos, dificultando o directamente, impidiendo las operaciones aéreas con grandes dificultades en caso de emergencias.

Dentro del Sector Antártico Argentino se encuentra la Base Antártica Conjunta Marambio que opera como puente aéreo entre la Argentina continental y la Antártida.

Se encuentra ubicada en la isla Vicecomodoro Marambio (Seymour), sobre el Mar de Weddell a 64°14'S, 56°38'O

Esta isla tiene aproximadamente 14 km de longitud por 8 km de ancho y la corona una meseta de 3 x 4 km a 198 metros sobre el nivel del mar, con un suelo formado por barro de tierra arcillosa congelado (permafrost) aflorando piedras y rocas de distintos tamaños, diseminadas en toda su extensión.

El nombre, al igual que la base donde se encuentra, es en homenaje al Vicecomodoro Gustavo Argentino Marambio, pionero entre otros de la aviación militar argentina sobre el sector antártico.

La base se inauguró el 29 de octubre de 1969 como Base Aérea Vicecomodoro Marambio junto con la pista donde se realizó al primer aterrizaje a de una aeronave, el biturbohelice Fokker F-27 matrícula TC- 77, el que poco después sufriera en ese mismo lugar, un accidente que lo destruyó casi totalmente, sin ocasionar víctimas.

Meses más tarde, el 11 de abril de 1970 aterriza por primera vez un avión de gran porte de la Fuerza Aérea, el Lockheed C-130H Hércules, matrícula TC-61.

La pista de la Base es operable durante todo el año empleando el tren de aterrizaje normal, sin necesidad de recurrir al uso de esquíes.

La misma tiene 1200 mts. de longitud por 40 de ancho, disponiendo de balizamiento eléctrico para el aterrizaje, facilitando la operación ante condiciones meteorológicas adversas.

Las características de la pista, permite la operación de aeronaves como Hércules C-130 Hércules, que aterrizan sin que le sobre demasiado margen de pista.

Sin embargo, por sobre cero grados centígrados se produce el deshielo y con ello el suelo se ablanda lo que facilita el aterrizaje, pero ello dificulta de manera sustancial el decolaje.

A esta situación hay que agregar las profundas huellas que deja un C-130 cargado, las que luego del aterrizaje el personal afectado debe ir a rellenar con palas y después emparejar con máquinas.

Pero como en la Antártida todo es sacrificio, ese trabajo se debe realizar a la madrugada, a partir de las 02:00, que es el momento cuando la temperatura está más baja y permite compactarla mejor la superficie de la pista.

La razón fundamental para que no se asfalte la pista, ni se instalen los pallets o planchas de pista de aluminio, que se comenzaron a colocar; se debe a que el terreno sufre deformaciones o movimientos naturales, lo que imposibilita el uso de cualquier material rígido.

Las planchas de pista de aluminio que no fueron instaladas, las utilizaron en la Base Marambio, para ampliar las instalaciones, construir pasarelas elevadas del suelo, la construcción de la plataforma de rodaje frente al hangar y varias utilidades más.


Pista de planchas de aluminio construida en la Islas Malvinas (año 1972)

Con estas planchas de aluminio, el Grupo I de Construcciones de la Fuerza Aérea Argentina, construyó en la zona de cabo San Felipe en las Islas Malvinas, una pista 720 metros de largo y 30 metros de ancho, la que fue inaugurada con el vuelo de fomento de Líneas Aéreas del Estado (LADE) LD 200/1, el 15 de noviembre de 1972, con el avión biturbohélice Fokker F-27 matrícula T-43, desde el aeropuerto de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut.

Volviendo a la Base Antártica Conjunta Marambio, la misma dispone también de una confortable torre de vuelo que puede operar unas veinte horas al día en verano y cinco en invierno.

Posee un completo sistema contra incendios, compuesto por una poderosa autobomba pesada de aeropuertos y una ambulancia con todo su personal de dotación, que se hacen presentes durante todas las operaciones aéreas.

Además, cuenta con un amplio hangar diseñado originalmente para albergar a dos helicópteros Boeing-Vertol 308 Chinook.

Actualmente el hangar es utilizado por dos helicópteros Bell B-212 destacados permanentemente pertenecientes a la VII Brigada Aérea con asiento en la localidad de Mariano Moreno provincia de Buenos Aires.

El parte meteorológico, elemento de fundamental importancia, se mantiene permanentemente actualizado en contacto con el continente y con las distintas bases argentinas de los alrededores.

La posibilidad de que hasta un corto vuelo resulte peligroso, producto de los cambios meteorológicos repentinos es tal, que cierta vez en una operación de carga desembarcando víveres desde el rompehielos ARA "General San Martin" (Q-4), fondeado a 1500 m. frente a Marambio.

El 5 de diciembre de 1976 un helicóptero Bell UH-1H de la Fuerza Aérea Argentina (matrícula H-16) al pasar de condiciones visuales a instrumentales, al desplazarse no pudo visualizar el borde de la meseta chocando el chinguillo (carga colgando del gancho ventral) con ésta, lo que motivó la caída de la aeronave y la muerte de toda su tripulación.

La preparación pre antártica comienza en la X Brigada Aérea de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, desde allí donde parten los Hércules con rumbo a Marambio en un vuelo de algo más de tres horas, para recorrer 1589 km., de los cuales unos 1000 se efectúan sobrevolando el Estrecho de Drake.

Este sector del océano se caracteriza por sus aguas muy agitadas y en algunos tramos con pequeños témpanos a la deriva, lo que invalida cualquier intento de amerizaje de emergencia, ya de por sí, con muy pocas posibilidades de éxito, aún en aguas calmas.

A todo ello hay que sumarle el hecho que los aviones vuelen siempre muy cargados con todo tipo de elementos como vehículos, generadores, helicópteros, provisiones, etc.

No es infrecuente que un Hércules despegue desde la X Brigada Aérea y para cuando esté arribando a Marambio, esta pista se cierra por meteorología, debiendo regresar al punto de partida después de efectuar algo más de siete horas de vuelo.

Para la ocasión, la tripulación se aloja en la misma unidad militar y los pasajeros lo hacen en instalaciones del Comando Conjunto Antártico, consistente en una gamela preparada especialmente para facilitar los movimientos de embarque y desembarque, a la espera de condiciones meteorológicas apropiadas para la travesía, que en algunas oportunidades puede ser de varios días.

Del mismo modo ocurre a la inversa, el personal que debe ser relevado desde la Base Aérea Conjunta Marambio, espera infructuosamente la llegada del avión para que los releven.

Es normal que, ante un fuerte temporal, las antenas de microondas y telefonía sigan operativas, pero en caso de falla de comunicaciones, se dispone como alternativa de equipos de HF.

Los aviones Hércules pertenecen al Escuadrón I de Transporte Aéreo de la I Brigada Aérea de El Palomar, provincia de Buenos Aires, distante de la X Brigada Aérea de Río Gallegos 1715 km, los que son cubiertos en un vuelo directo de cuatro horas y media, para proseguir luego de la escala a Marambio tras completar otros 1589 Km. de distancia.

En la única ocasión que se efectúa un vuelo directo desde la I Brigada Aérea de El Palomar a Marambio (3304 Km) es cuando se trata de una evacuación aeromédica.

El sistema de cruce en helicóptero al continente antártico se utilizó unas pocas campañas de verano, posteriormente se dejó de lado para retornar al uso más intensivos de los C-130 Hércules, más económicos de operar y con una mayor capacidad de carga.

Vale recordar que la Fuerza Aérea Argentina llegó a disponer de tres Chinook, de los cuales uno, (H-92) se accidento en Marambio cuando estaba volando a 5 mts sobre la calle de rodaje, rumbo a la plataforma de estacionamiento, al producirse una explosión seguida de incendio, que destruyó totalmente la aeronave, aunque sin ocasionar víctimas.

Otros helicópteros muy apropiados de importantes dimensiones fueron los Mil Mi-17 de origen ruso que actualmente se encuentran fuera de servicio.

Un párrafo aparte merece el DHC-6 Twin Otter que oficiaba de nexo entre las distintas bases argentinas y de países que tengan asiento en la región, efectuando vuelos con diferentes fines, todo el año al poder aterrizar y despegar sobre esquíes.

Los de mayor importancia son sin dudas los vuelos sanitarios, actualmente fue reemplazado por dos Bell-212/412 como aeronaves permanentes.

Estas máquinas que son transportadas a la Antártida (Base Marambio) a bordo del avión Hércules C-130, las que efectúan todo tipo de vuelos logísticos entre las bases más cercanas.

Operan normalmente en sección, debido a que muchos de los vuelos son sobre aguas heladas donde en caso de accidente la posibilidad de sobrevida de un ser humano no sobrepasa el minuto, salvo que esté equipado con el traje anti exposición, que utiliza solo la tripulación, que brinda un lapso mayor de resistencia en el mar.

Para el caso, ambos helicópteros se encuentran equipados con grúa de rescate que, en caso de emergencia, el que permanezca en vuelo, podrá auxiliar a la tripulación de la otra aeronave.

Teniendo en cuenta que el personal debe afrontar los rigores del clima y la peligrosidad del continente blanco, soportando temperaturas que van desde los 2 grados centígrados (rara vez se dan días de tan alta temperatura) a los 19 bajo cero con sensación térmica de hasta menos de 50 bajo cero.

Cabe destacar que hay un muy fluido tráfico con la Base Antártica Conjunta Esperanza, distante de Marambio 97 km.

En las últimas décadas han operado en la Base Marambio los C-130 Hércules; DHC-6-200 Twin Otter, Bell 212 / 412 y Mil Mi 17 (FAA); SH-3 y S-61 Sea King (ARA); Aérospatiale Puma y Súper Puma (EA).

Aeronaves privadas fueron contratadas para algunas Campañas Antárticas de Verano cuando el rompehielos ARA Almirante Irizar estuvo en reparaciones, estas fueron el Basler BT-67 y el Kamov Ka-32 que operaron sobre Marambio.

También la han visitado aviones de fuerzas de países amigos e incluso realizaron demostraciones comerciales los Leonardo C-27 Spartan y el Airbus C-295.

Fuente: Defensa y Seguridad.
Agradecemos al Comodoro Juan Copetti por su colaboración.
Fotos: Archivos propios y de Juan Carlos Cicalesi, Víctor Carreira, Santiago Rivas y FAA