Fundación Marambio
Adhesión a la presentación del libro
Antártida - Vivencias en la fragua del hielo

Autor: Coronel Expedicionario al Desierto Blanco Orlando Rubén INTERLANDI

La Fundación Marambio, tiene como objetivo principal, realizar obras de interés general que consisten en difundir por todos los medios y establecimientos educacionales, temas relacionados con la Antártida en general; por eso es que nos adherimos a la presentación del "ANTARTIDA – Vivencias en la fragua del hielo", el cual es un aporte más al cumplimiento de nuestros nobles propósitos.



PALABRAS DEL AUTOR PRESENTANDO SU OBRA

"Como autor del libro, deseo explicar el motivo por el cual lo titulé "Antártida -Vivencias en la fragua del hielo".

"La palabra 'vivencia' ha sido introducida en el vocabulario español por los escritores de la Revista de Occidente, como traducción de la palabra alemana Erlebnis.  Vivencia significa lo que realmente tenemos en nuestro ser psíquico; lo que real y verdaderamente estamos sintiendo y teniendo, en la plenitud de la palabra "tener".

Para dar una mejor explicación del significado de "vivencia" tomaré el concepto que brinda Manuel García Morente en su obra Lecciones preliminares de filosofía, en la cual cita un ejemplo de Bergson: Una persona puede estudiar minuciosamente el plano de París; estudiarlo muy bien; notar uno por uno los diferentes nombres de las calles; estudiar sus direcciones; luego puede estudiar sus monumentos que hay en cada calle; puede estudiar los planos de esos monumentos; puede repasar las series de las  fotografías del Museo del Louvre, una por una.

Después de haber estudiado el plano y los monumentos, puede este hombre procurarse una visión de las perspectivas de París, mediante una serie de fotografías tomadas de múltiples puntos de vista. Puede llegar de esa manera a tener una idea regularmente clara, muy clara, clarísima, detalladísima de París.

Según García Morente, "esta idea podrá ir perfeccionándose cada vez más, conforme los estudios de este hombre sean más minuciosos; pero siempre será una idea.En cambio, veinte minutos de paseo a pie por París, son una vivencia".

Además, agrega que hay un gran abismo entre una minuciosa colección de fotos y un paseo a pie, porque …la una es una mera idea, una representación, un concepto, una es elaboración intelectual; mientras que la otra es ponerse uno realmente en presencia del objeto, esto es; vivirlo, vivir con él; tenerlo propia y realmente en la vida; no el concepto que lo sustituya, no la fotografía, no el plano, no el esquema que lo remplace, sino él mismo.

En cuanto a la palabra "fragua", como sabemos, una de sus definiciones explica que es el lugar donde se forjan o trabajan los metales. Es entonces, en la "fragua del hielo" donde el hombre antártico se templa y se tornea para poder hacer frente al clima más duro del planeta.

Es por estas razones que unimos estos conceptos: "Vivencias en la fragua del hielo", por lo que intentaré, por medio de las experiencias narradas, que puedan vivirlas como lo hicimos los que allí tuvimos la dicha de estar.

Ahora sí, cuando buceen en este libro verán que pretendo llegar a ustedes, siempre y cuando que me lo permitan, con el objetivo de lograr despertar en los lectores inquietudes sobre este apasionante continente antártico.

En la parte inicial encontrarán una línea del tiempo en la cual podrán visualizar la cantidad de acontecimientos llevados a cabo desde 1902 en adelante, que ayudará a comprender los esfuerzos realizados por los argentinos, después de transcurridos ciento dieciocho años de permanencia ininterrumpida en el territorio antártico.

El libro se encuentra dividido en tres partes, a saber:

La primera parte versa sobre la descripción de la conformación de la masa planetaria y cómo, con el paso de millones de años se crearon los continentes que hoy conocemos y, en particular, el antártico. Podrán visualizar cómo los pensadores de los siglos a. C., tanto matemáticos y astrónomos como físicos y filósofos, comenzaron a analizar la existencia de otro continente con características particulares y fueron pioneros por sus firmes conclusiones, ya que, sin saber cómo eran esas gélidas tierras, estaban convencidos existencia. Luego surgieron las posibilidades de ir en busca de nuevos rumbos, atravesando los mares.

Así fue como en 1492 el navegante y cartógrafo Cristóbal Colón se transformó en punta de lanza para la seguidilla de expediciones hacia otras tierras australes sudamericanas.

Siglos más tarde, con el objetivo principal del comercio, basado en la búsqueda de focas y lobos marinos, que ya se estaban extinguiendo en la zona norte del continente, innumerables expediciones se fueron trasladando hacia el Sur que, sin ánimos de descubrir unas nuevas tierras, se mantenían en reserva.

A fines del siglo XVIII se crearon empresas privadas para emprender la cacería de esos mamíferos, pero, sigilosamente, también se fueron introduciendo los exploradores e investigadores que sí pretendían explorar ese gélido continente del que se hablaba, y no iban a dejar pasar esa oportunidad.

Debieron transcurrir más de cuatro décadas para que, al fin, distintos países, entre los que destacamos a la Argentina, se adjudicaran el ser los primeros en descubrir la Antártida, algunos con más fundamentos que otros, pero sin mucho sustento ni documentos que lo avalen.

Posteriormente, se iniciaron las investigaciones desarrolladas por experimentados navegantes que, poco a poco, fueron incorporando datos hasta lograr el primer registro cartográfico titulado Continente antártico, el que quedó asentado por la expedición llevada a cabo en 1838-1842 por Charles Wilkes.

En 1815, una escuadrilla de la Armada Argentina, comandada por Guillermo Brown, logró llegar hasta los 65° S; dándole impulso a esa incursión los navíos foqueros o loberos con una gran cantidad de buques, entre 1817 y 1820.

Por su parte, el Teniente Coronel Luis Piedra Buena extendió la actividad hacia el sur desde 1848 hasta 1852 y en 1867.

En las puertas del siglo XX, la Argentina participó de acontecimientos que son reconocidos internacionalmente como, por ejemplo: adquirir las instalaciones y aparatos de observación del investigador doctor William Speirs Bruce y rescatar a la expedición de Otto Nordenskjöld.

En el aspecto político, se comenzaron a presentar las debidas justificaciones y los fundamentos en los que la República Argentina, en numerosas notas oficiales y ante diversos foros, sostiene desde 1904 sus derechos sobre un sector del territorio antártico.

La Antártida Argentina fue establecida taxativa y legalmente en 1957, entre los 25° y 74ºO, y desde el paralelo 60ºS hasta el polo sur geográfico, en una superficie de 1.461.597 km2 .

Luego podrán apreciar cómo surgieron una serie de acciones que marcaron un precedente y que justifican la presencia argentina en el continente antártico, desde hace más de cien años, en forma ininterrumpida.

En el pujante siglo XX se impulsó, definitivamente, la investigación en el sexto continente y, además, se firmó el Tratado Antártico. El texto completo de este acuerdo y sus documentos posteriores son expuestos en los anexos de este libro, a modo de información general.

En la segunda parte encontrarán las vivencias de algunos de nuestros héroes antárticos. Quizá, para muchos, sus nombres resulten desconocidos hasta ahora, pero fueron los que, de una u otra forma, jalonaron la ruta de los antárticos de hoy.

Esos hombres fueron importantes en la incursión al continente antártico y sacarlos a la luz es uno de los propósitos del presente trabajo, ya que tomaron decisiones fundamentales para que, en la actualidad, este territorio cuente con presencia argentina.   

Ellos fueron modelos de valores ejemplificadores para aquellos y estos tiempos, como por ejemplo el señor Hugo Acuña que, con tan solo 18 años, fue el primer argentino en izar nuestro querido pabellón nacional en la Antártida, en 1904.

También conocerán a ejemplares hombres de armas: al señor Vicealmirante Julián Irizar, que rescató a la dotación del geólogo Otto Nordenskjöld; al general Hernán Pujato, pionero de nuestro querido Ejército Argentino; como así también a uno de los defensores del espacio aéreo argentino, el señor Vicecomodoro Mario Luis Olezza.

Todos ellos, y muchos otros, contribuyeron a que nuestra bandera, una vez instalada en el sexto continente, flamee en lo más alto, con su brillante sol de treinta y dos rayos, acompañando el camino de los invernantes de hoy, en esas lejanas y gélidas tierras antárticas.

Es satisfactorio poder recordarlos e intentar darles continuidad a los valores y virtudes de esos hombres que nos antecedieron para que el ayer sea leído hoy, con la sana intención de que su sacrificio no haya sido en vano.

En la última y tercera parte encontrarán historias, relatos y vivencias de personas, en donde destaco los valores y el sacrificio puesto de manifiesto por ellas. Porque es importante, antes de tomar una decisión que alcanza a la familia, hablar del tema con anterioridad, ya que ir al continente antártico implica un gran esfuerzo para todo el grupo familiar.

Como bien conocen ustedes, la Antártida es un continente ecuménico. Hombres, mujeres y matrimonios con sus niños toman la difícil decisión de ir a su encuentro, ya sea por pasión o aventura, o porque el destino les permitió abrir esa puerta hacia el lugar más inhóspito de nuestro planeta.

Pero, fuera cual fuere la causa, vale destacar la entereza y el espíritu de sacrificio, y la entrega al seleccionarse unos pocos, entre muchos, para brindar ese profundo e inexorable servicio a nuestra patria durante más de un año.

Cabe destacar que no soy un historiador y mucho menos un escritor, eso sería faltarle el respeto a quienes portan esa grandeza o habilidad de expresar con la pluma obras que nos deleitan, sea cual sea la trama.

Solo pretendí reunir vivencias históricas, de un pasado reciente, de personas que pasaron un año en la Antártida –y en algunas oportunidades más tiempo– y acercárselas a ustedes con mucho respeto, esperando con esto lograr dejarles algunos conocimientos y enseñanzas positivas para su vida.

Se podrán apreciar que estas anécdotas e historias de vida se encuentran plenas de valores, virtudes y cualidades, las cuales consideré y me llevaron a escribir este libro.

Por ello, creí necesario dejar plasmado en el papel tanto las aventuras de personas como la de dos perros fantásticos.

Esta necesidad me ayudó a colaborar en la confección del presente texto, que es para los lectores y a quienes está dirigida esta obra.

Me aventuré para que, al menos con la imaginación, conozcan las historias: cómo vivimos, cómo sorteamos las situaciones difíciles, y otras no tanto; en donde la vida de un camarada depende a cada instante de uno y la de uno, del camarada; en donde uno trabaja y deja su mayor esfuerzo para que, al año siguiente, a la dotación entrante le sea más placentera la experiencia.

Una vez que se arriba a la base antártica nos atamos a una cuerda imaginaria que se forma con la fusión de los "materiales" más resistente que conocemos: fe, camaradería, templanza, responsabilidad, sacrificio, entereza y amor a la patria; siempre bajo la protección de Dios y la Virgen de los Hielos y Nieves Antárticas.

Esa cuerda que une de por vida a cada dotación, año tras año, la podrán apreciar en cada relato: es la justificación concreta del porqué hago tanto énfasis en ello.

En este libro encontrarán el sentido de lo que significa ser parte de esta simple y humilde cultura antártica y cómo se templa el carácter en la "fragua" de los hielos milenarios, en las temperaturas más baja y el clima más hostil del planeta.

Podrán saber, además, lo que significó para varias dotaciones vivir diez metros bajo el hielo por más de un año, salir de patrulla y sortear grietas profundas; conocer cómo conseguimos el agua, cómo concurren los chicos a la escuela a pesar de las tormentas; lo que implica bucear en el mar congelado, y otras vivencias que conocerán si se animan y se abrigan para introducirse en las tierras más heladas e inhóspitas.

Están invitados".

El autor

Antecedentes del autor, haga clic a continuación: www.marambio.aq/biointerlandi.html

Versión sintetizada del libro en PDF, haga clic a continuación: www.marambio.aq/pdf/VIDAENLAANTARTIDA.pdf

Para adquirir el libro, dirijase a la Editorial Universitaria del Ejército (EUDE) - Av. Cabildo 65 - Piso 3 - CABA – Teléfono (011) 4576-5654, Int 7877, Dirección electronica: eude@iue.edu.ar

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