Fundación Marambio
Servicio Meteorológico Nacional
Su historia, que empieza hace más de un siglo y medio, cuando alguien pensó que era importante medir el tiempo y el clima del país

Esta idea se plasmó en la creación de uno de los primeros organismos científicos de Argentina: el Servicio Meteorológico Nacional.


Nuestra presencia en la Base Marambio y en todas las bases de la Antártida Argentina

En noviembre de 1870, Domingo Faustino Sarmiento escribió en una carta: "El Observatorio es esperado en la República como un hecho que marcará la época del progreso de la ciencia entre nosotros, y usted está llamado a producir este hecho".

La carta iba dirigida a Benjamín Gould, un astrónomo estadounidense que Sarmiento había conocido en un viaje a aquel país, y con quien había entablado una amistad.

Gould le había manifestado su interés en estudiar las estrellas australes y el cielo del hemisferio sur, del que no se sabía mucho por aquel entonces. 

Ofreció a Sarmiento sus servicios científicos, a lo que el entonces presidente accedió.

A poco tiempo de llegar al país, y luego de fundar en Córdoba el Observatorio Nacional Argentino, dedicado a la astronomía, Gould notó que no existían mediciones sistematizadas del clima.  No se medían las lluvias, ni las temperaturas, ni el viento. 

Esto le llamó la atención y despertó nuevamente su curiosidad científica.

Así que le expresó al gobierno lo importante que sería contar con un sistema de mediciones de la atmósfera.


Primer edificio de la Oficina Meteorológica Argentina, en Córdoba

Gould propuso llevar adelante "la organización y mantenimiento de un sistema de observaciones coordinadas que pongan en manifiesto las peculiaridades climáticas y leyes atmosféricas que dominan en estas regiones", y la distribución de los distintos instrumentos necesarios en diferentes puntos del país, como así también el llamado a la participación de personas que puedan operarlos.

Sarmiento, por supuesto, respaldó la propuesta y el 4 de octubre de 1872 se sancionó la ley de creación de la Oficina Meteorológica Argentina, que hoy todos conocemos como Servicio Meteorológico Nacional.

Así, nuestro país se convirtió en el primero en el hemisferio sur en contar con un servicio meteorológico. Todo un orgullo.

Conocer el pasado para entender el presente

El proyecto se puso en marcha y con el correr de los años se fueron creando nuevos puntos de medición.

En febrero de 1904 se instaló el primer observatorio meteorológico y geomagnético en Antártida, en la isla Orcadas.

Luego de 1900 la sede central de la Oficina Meteorológica se trasladó a Buenos Aires, primero en las cercanías del puerto, y luego, el 26 de julio de 1906, al predio del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria.

Así nació lo que hoy conocemos como el observatorio de Ortúzar, el lugar que desde entonces mide el tiempo en la ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Observatorio Central Buenos Aires (OCBA) en Villa Ortúzar

La red de observación de Argentina llegó a contar con los registros de escuelas y estaciones de ferrocarril.

Estos datos permitieron empezar a caracterizar con rigurosidad las condiciones climáticas de cada rincón del país.

Por ejemplo, cuáles son las temperaturas promedio de Mendoza en primavera. o cuál es la lluvia normal de un invierno en la Patagonia.

Los vaivenes de la historia y de las distintas maneras de concebir el desarrollo científico hicieron que la red de observación se expandiera y se contrajera según la época.

Hoy, el Servicio Meteorológico Nacional tiene una red de más de 125 puntos de medición que a cada hora registran y transmiten el estado del tiempo. Muchas de estas estaciones están midiendo desde hace más de 100 años.

Este no es un dato menor, porque esa continuidad es la que permite comparar y entender cómo impacta hoy el cambio climático en Argentina.

Cómo han variado las lluvias en algunos lugares y las sequías en otros o Cómo han aumentado las temperaturas en todo el país en los últimos años.

Entender el presente para anticipar el futuro

¿Qué va a pasar dentro de una semana? A todos nos resulta una pregunta de lo más común, sin embargo, a ninguna ciencia se le exige tanta precisión sobre el futuro como a la meteorología.

El pronóstico es, ni más ni menos, que el cálculo de la evolución de las condiciones actuales.
Hoy ese cálculo se apoya en un siglo de desarrollo tecnológico: satélites, radares, modelos numéricos, computadoras de alto rendimiento y conocimiento.

Meteorólogos que analizan toda esa información y le suman su saber y su experiencia durante las 24 horas de los 365 días del año.

Desde la sede central del Servicio Meteorológico Nacional, en una oficina llena de pantallas y computadoras, se elaboran los pronósticos para todo el país.

Y no sólo eso, también todas las alertas que advierten a la gente para que tome precauciones, por viento, por tormentas, por lluvia, por calor.

Y aún más. Los pronósticos para otros sectores de la actividad productiva, como el agro, la energía o el transporte, también se elaboran desde este lugar.


Oficina de Pronóstico del SMN

Es que a medida que el cambio climático hace más frecuentes los fenómenos extremos, el rol de un servicio meteorológico resulta más y más importante, tanto para la prevención como para la adaptación a los nuevos escenarios, porque hacia el futuro, todas las nuevas fuentes de energías estarán asociadas al clima, la eólica, solar, hidráulica, etc.

Argentina tiene mucho que agradecer a aquellos fundadores que pensaron que entender el tiempo y el clima sería estratégico para el país y también a todas las generaciones que vinieron después y que, a pesar de las tormentas de la historia, sostuvieron el Servicio Meteorológico Nacional, las 24 horas, los 365 días del año, desde 1872.

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