Fundación Marambio
Un pedazo de la Antártida en Villa Adelina
Juan Carlos Luján, la Fundación Marambio y el Museo Antártico

Entrevista de IIHVL Lic. Alicia Iréne REBOLLAR y Lic. Graciela PINTO

Suboficial Mayor FAA (R) VGM-EDB Dr. Juan Carlos LUJAN, su vida.

El presente artículo es el resultado de la entrevista a uno de los fundadores de la Base Marambio en la Antártida Argentina, hoy un activo vecino del barrio de Villa Adelina e impulsor de la Fundación Marambio.

Juan Carlos Luján desde esta organización y junto al Museo Antártico se encarga de difundir la historia del sector del Continente Antártico y la presencia de los argentinos en el mismo.

Esta entrevista fue realizada en el marco de las actividades que el Instituto de Investigaciones Históricas de Vicente López ha previsto para el presente año.

Este reconocido vecino de Villa Adelina nació el 21 de octubre de 1939 en el Hospital Rivadavia de la Capital Federal. Su padre Juan Luján se desempeñaba como ferroviario y su madre, Esther Enriqueta Varau como ama de casa, ambos eran argentinos descendientes de criollos y de inmigrantes europeos. Luján, como se lo nombra habitualmente, dio sus primeros pasos en el barrio de Núñez. Al poco tiempo, en 1942, la familia se radico en Villa Adelina, junto con sus dos hermanas mayores que él, Esther Enriqueta Luján de Panizo "Tatu" e Isabel Mercedes Luján de Schiappacasse "Dolly".

Sus estudios primarios los realizó en la antigua Escuela Nº 47, en la esquina de Massini y Quintana en el vecino barrio de Villa Ballester.


Escuela Nº 47 en 5º grado Año 1952. Fuente: Juan Carlos Luján

Sus padres se habían mudado a ese barrio, pero "Cachito", como le decían de niño, saltaba la zanja de Alcorta que oficiaba de frontera entre Villa Ballester y Villa Adelina para encontrarse con sus amigos en la Plaza Eduardo Ader.

Allí jugaban al futbol, hacían gimnasia y practicaban atletismo.

Además, en esa plaza se encontraba con su vecina y noviecita de la infancia María Moccia, "Mary", quien sería su esposa años más tarde.

En la Unión Vecinal de Villa Adelina practicaba teatro, lo llamaban "Gagliardito" porque recitaba con mucho sentimiento los versos de Héctor Gagliardi.

Estas aptitudes le permitieron ser el pequeño locutor que todas las tardes pasaba música y anuncios comerciales que se transmitían por parlantes desde el techo del club, y que eran escuchados por los transeúntes que caminaban por la calle Paraná y la avenida Bernardo Ader.

A pocos metros de allí funcionaba el cine Libertador, conocido como "Tachito" por los vecinos.

Allí se filmó la película "La barra de la esquina", el director Julio Sarraceni quien utilizó como extras a muchos niños del barrio, entre los cuales no podía faltar Cachito.

Cuando tenía doce años de edad su padre falleció repentinamente de peritonitis, por lo que tuvo que realizar variados trabajos para ayudar a la economía familiar.

Simultáneamente, mientras estudiaba fue aprendiz operario en un taller de elásticos y amortiguación para autos, trasladó diariamente en su bicicleta bolsas de pan desde una panadería hasta un negocio de despacho de pan, además trabajo en una fábrica textil de control de calidad de la producción de las telas y bobinado de hilos, fue caddie en el Hindú Club de Don Torcuato, y además fue repartidor en bicicleta del Café Bonafide de Munro.

Al mudarse con su familia a la localidad de Villa Celina, Partido de La Matanza, de la provincia de Buenos Aires, la empresa Bonafide lo traslado a la Sucursal Villa Lugano como encargado, según sus palabras se trató de un gran logro simbolizado en el cambio del guardapolvo por la chaqueta.

Paralelamente a su trabajo, cursaba sus estudios secundarios en el turno noche de la Escuela de Comercio Nº 12 "Juan XXIII" del barrio de Villa Lugano de la Capital Federal.

Desde muy joven se inició en la práctica del Paracaidismo Deportivo, años más tarde se dedicó a radioaficción (licencia LW2-DDT), pero una fuerte vocación lo impulsó a ingresar en 1956, con dieciséis años de edad, a la Aeronáutica Militar, hoy Fuerza Aérea Argentina y pasó a situación de retiró efectivo voluntario en el año 1986.

Dentro de la Fuerza Aérea realizó distintos cursos de perfeccionamiento e instrucción, entre ellos de Administración y Oficinista, Inteligencia Aérea, Esquiador Militar, Despachante de Aeronaves, Operador de Sistemas de entrega Aérea de distintos sistemas de armas, entre ellos del avión Hércules C-130, con el que realizaba vuelos de fomento, ayuda humanitaria en el país y en el exterior; vuelos militares de búsqueda y rescate, Lanzamientos, Sanitarios, de Abastecimiento de combustible en vuelo a aviones de Combate y otros operativos militares.

En esos años Cachito, ya hecho un hombre, volvió al barrio de Villa Adelina estrenando su flamante uniforme de Aspirante de la Aeronáutica Militar, al reencontrarse con Mary, le pidió que fuera su novia a lo que ella le respondió que solo tenía quince años y era muy chica.

Gracias a su capacitación y entrenamiento tuvo el honor de ser uno de los seleccionados para integrar la Dotación Anual Antártica de la Base Matienzo (1967/68).

Al regresar de la Antártida temporariamente por razones operativas, ocurrió algo inesperado, a Luján le hicieron un reportaje televisivo por su accionar en la Antártida.

La casualidad quiso que ese programa fuera visto por Mary, su noviecita de la niñez, junto a su familia quienes lo reconocieron de inmediato.

Para Mary fue tan grande la emoción de ver al chico del barrio que le escribió una carta. Por el azar del destino se reencontraron y se inició el noviazgo. De modo que, en poco tiempo más Luján se casó con María Moccia, Mary, de nacionalidad italiana, ama de casa y reconocida artista plástica del barrio de Villa Adelina, tuvieron tres hijos Andrés, Fabián y Marina que esta radicada en Oslo – Noruega, los que les dieron cinco nietos: Aileen, Benicio y Gianluca, Verónica y Thomas, estos dos últimos de nacionalidad Noruega.

El matrimonio desde sus inicios se domicilió en Vicente López, donde nacieron y estudiaron sus hijos. Cuando se unieron compraron en muchas cuotas un departamento en construcción, en avenida Mitre y Lavalle cerca de la estación Padilla, que estrenaron en 1971.

Años después se mudaron a un monobloc en el barrio de Florida sobre la calle Remedios de Escalada, y actualmente viven en el barrio de Villa Adelina, sobre la calle Triunvirato, a pocos metros de la Plaza Eduardo Ader, consagrada al Soldado Argentino.

Luego de cumplir con una importante trayectoria en la Fuerza Aérea en la Antártida Argentina y en la Islas Malvinas, Luján se retiró voluntariamente, con el grado máximo de su carrera: Suboficial Mayor VGM (Veterano de Guerra de Malvinas).

Como vecino de Villa Adelina ha participado activamente de muchas iniciativas barriales, y junto a Alfredo Péculo, un amigo de la infancia, organizó el Plan de Previsión Individual para la Familia.

Con los años crearon Cobertura Paraná, que dio lugar a la formación de la Mutual Apoyo Solidario cuya gerencia ejerce desde hace treinta años.

Más recientemente Luján en persona y su fundación desde lo institucional tuvieron una activa participación en las acciones vecinales que lograron la derogación de una ordenanza del Concejo Deliberante de Vicente López que ordenaba cambiar el nombre de la emblemática avenida Bernardo Ader por el de Presidente Perón.

Se desempeño en distintas oportunidades como integrante de las Comisiones Directivas de la Asociación de Veterano de Guerra de Malvinas y de la Asociación Polar Antártica.

Actualmente, se desempeña como Vicepresidente de la Comisión Pro Museo y Centro Documental del partido de Vicente López, y mantiene una activa participación en los Foros Vecinales Barriales del barrio de Villa Adelina.

Junto a su esposa integró la Comisión de Padres de la Cooperadora de la Escuela Nº 28 "José Hernández" de Villa Adelina, que entre otros logros, consiguieron la donación de los baldosones, materiales y la construcción total del patio de la misma; además formaron parte de la Comisión de Padres del Grupo Scout Nº 108 "Nuestra Señora de la Pureza" con una importante participación, que entre las más destacadas, fue lograr que la Fuerza Aérea done un micro mediano para el traslado de los Scout y fueron quienes crearon e impulsaron un ingenioso sistema de donaciones para el Grupo, que permitió la compra del terreno donde funciona la sede en Villa Adelina.

A lo largo de su extensa y provechosa trayectoria tanto en el ámbito profesional como en el comunitario Juan Carlos Luján fue merecedor de innumerables premios, distinciones y nominaciones de las que mencionaremos las de mayor relevancia.

Por su accionar en la Antártida Argentina, recibió felicitaciones, medallas y condecoraciones por parte del Congreso de la Nación y del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, además, se le concedió el Diploma y Distintivo Antártico.

Por Ley de la Nación Nº 25433 fue declarado "Expedicionario al Desierto Blanco", la Asociación Polar Antártica Argentina le otorgó la orden de la Cruz de "Caballero del Desierto Blanco".

Como Combatiente de Malvinas , participó en distintas misiones, por las cuales recibió felicitaciones, medallas y distinciones y por algunas misiones secretas, hoy desclasificadas, por las cuales el Congreso de la Nación Argentina, por la Ley que le otorga la Condecoración: "Medalla la Nación Argentina al Valor en Combate".

El Instituto de Investigaciones Históricas del Fondo de la Legua lo declaró "Argentino patriota de las 40 leguas", otorgándole una medalla y un Diploma de Honor como "Héroe de Malvinas".

En 2001, el Concejo Deliberante del partido de Vicente López lo nombró "Ciudadano Ilustre", en 2005 recibió del Intendente Municipal un diploma y medalla "Al Servicio de la Patria", por elección de los vecinos, en la cena del centenario del Partido de Vicente López.

El Club de Leones le otorgó el "León de Oro" por sus cualidades como militar y docente, el Rotary Club lo nombra socio Honorario, recibió en Miami (Estados Unidos) el galardón "Distinguido Aporte al Desarrollo de la Aviación Latinoamericana" y el Consejo Iberoamericano en Honor a la Calidad Educativa lo nombró "Honorable Educador Iberoamericano" y en Lima-Perú se le otorgó el título de "Doctor Honoris Causa" , habiendo recibido también otros honores de entidades públicas, privadas y el Congreso de la Nación Argentina.

En los recintos de las Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación, fue nombrado "Embajador de Paz", distinción otorgada en el marco de un acuerdo con la UNESCO; también recibió en San Miguel de Tucumán, de parte de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, en el 77 Congreso Internacional de Geografía, el premio al "Merito Geográfico-2016" y en la República Oriental del Uruguay el premio internacional Estrella del Sur 2017, donde tuvo el honor que se le otorgue también el premio "Estrella del Sur de ORO", merecedor a este supremo premio y galardón máximo, por considerar su actividad meritoria, que tiene como objetivo realizar un válido reconocimiento en vida de diversos actores culturales, sociales y deportivos que trabajan en forma silenciosa día a día en pos del bien de la comunidad desde el lugar que cada persona ocupa.

Juan Carlos Luján en la Antártida, su relato personal

"A mediados del año 1967 me postulé para integrar la Dotación Antártica 1967/68 de la Base Matienzo y tuve la suerte de haber sido seleccionado para integrar la misma, teniendo que pasar varias pruebas en especial lo que hace a la actitud psicofísica para poder permanecer sin inconvenientes aislado, integrando un pequeño grupo humano, durante tanto tiempo en un desierto de hielo y nieve y lejos de la vida cotidiana. Al ser seleccionado junto con una veintena de postulantes, realicé cursos teóricos como Observación de Hielos, geografía y glaciología de la zona, flora, fauna, historia antártica, etc. y dos cursos de Supervivencia en Alta Montaña Invernal y Zona Fría en la Escuela de Instrucción Andina de San Carlos de Bariloche, obteniendo en el último de los cursos el título y la especialidad de Esquiador Militar, otorgado por el Ejército Argentino.

Participé como integrante de la Dotación Antártica 1967/68 en la Campaña Antártica de Verano, alojados en un refugio cercano a la Base de Ejército Esperanza de la Antártida. A fines del mes de octubre nos embarcamos en Puerto Nuevo de la Ciudad de Buenos Aires en el Buque Polar Noruego "Martín Karlsen", que alquiló la Fuerza Aérea para el traslado de carga, con escala en Ushuaia, desde donde emprendimos viaje hacia la Antártida; me habían comentado que el Cabo de Hornos, donde se juntan los Océanos Pacifico y Atlántico, era el más tempestuoso del mundo y la experiencia me dijo que tenían razón. La navegación fue algo nuevo y terrorífico para mí, se movía tanto ese buque, porque cabeceaba, rolaba, no se podía estar parado, parecía que se iba a dar vuelta; la única posición era estar en la cama por varias horas y sin comer, recuerdo que fue bastante bravo. Después viví episodios similares en los otros cinco cruces del Drake (Pasaje que separa el Continente Antártico del Continente Americano). Como regalo de Dios, al llegar a la Antártida las aguas eran calmas, se comenzaron a ver los témpanos y escombros de hielo flotando a la deriva, que parecía un paisaje de otro planeta, más cuando comenzaron a abrirse paso entre los hielos (rompiendo hielos).

Con el Rompehielos General San Martín se trató de llegar a la Barrera de Larsen, que ya no existe porque se ha desintegrado pese a que tenía unos 250 metros de espesor y una superficie de un triángulo de 70 km por lado; donde teníamos que descargar los elementos y combustible que trasladábamos a la Base Aérea Matienzo para cubrir el abastecimiento de más de un año -aproximadamente 300 Toneladas- con resultado negativo, ya que no pudimos llegar, después de varios días de intentarlo, porque los hielos fueron más fuertes que nosotros.

Navegamos hasta la Base Esperanza donde se descargó todo y dada las circunstancias, se tomó la decisión de trasladar la carga a la Base Matienzo por sobre el mar congelado y la barrera de hielo, utilizando vehículos semiorugas y los pequeños aviones monomotor DHC-2 "Beaver", pero surgieron inconvenientes que no permitieron la operación y una parte de la Dotación tuvo que ser evacuada a Buenos Aires en el mes de marzo y yo estaba entre ellos.

En octubre de 1968 se repitió la historia del año anterior, no se podía llegar a la Barrera de Larsen, pero se realizó una operación conjunta muy importante, desde un pack de hielo a la deriva que se encontraba navegando a 10 km de la costa donde se había desprendido y a 60 km del lugar del desembarco, se trasladó a ese lugar en vuelos durante las 24 horas y por varios días con los helicópteros Bell UH-1H aproximadamente 270 Toneladas de carga general y combustible, cuando la Base Matienzo estaba en emergencia severa, próxima a ser cerrada.

Desde allí por sobre la Barrera de Larsen, nos desplazábamos unos 50 km hasta la Base Matienzo en los vehículos semiorugas que arrastraban grandes trineos; cumpliendo la misión de rescate, reparación y mantenimiento, dejando operativa dicha Base. Ya en Matienzo, a mediados del mes de noviembre, comenzamos a acondicionar la Base, se fueron cumpliendo los planes previstos a nivel científico y de mantenimiento y en el mes de abril de 1969 se comenzó a trabajar con el Operativo Marambio, sobrevolando la isla y realizando vuelos aerofotográficos, obteniéndose imágenes, con las que se realizó un relevamiento geomorfológico de la Isla Vicecomodoro Marambio y al observar sus cotas (alturas del terreno) pudimos determinar que había una meseta de superficie semiplana a un altura entre 198 y 200 metros sobre el nivel del mar.

Recibimos la orden de ocupar dicha isla; teníamos que llegar al lugar, instalar un vivac, enarbolar nuestra enseña patria y confeccionar un acta de la toma de posesión; y lo más importante fue comenzar a trabajar para construir en el lugar una pista natural de tierra para que puedan operar aviones con tren de aterrizaje convencional, es decir con ruedas, sin esquíes; como se hacía hasta entonces en la Antártida. Se intentó llegar al lugar utilizando los semiorugas como se hizo anteriormente, por sobre barrera de hielo y mar congelado, pero las condiciones de los hielos no lo permitieron, había grandes grietas, muchos escombros de hielo en el mar congelado, haciendo imposible esa misión. Se tomó la decisión de llegar al lugar por el medio aéreo, con el pequeño avión monomotor DHC-2 "Beaver" se sobrevoló la zona y se observó en la Bahía López de Bertodano, que está debajo de la meseta que corona la Isla Vicecomodoro Marambio, había una superficie de mar congelado desprovista de escombros y grietas; donde en una difícil maniobra se anivezó.

Desde este lugar se trasladó al personal y la carga hasta la isla, ascendiendo a la misma, se realizaron las mediciones correspondientes y se determinó el rumbo de la pista, la que sería construida con esos precarios elementos, en un ancho de 25 metros, donde se despejó de piedras y rocas que afloraban del suelo, de una superficie de ese barro congelado (permafrost), que las aprisionaba; se sacaban piedras grandes, en su lugar se colocaban piedras chicas y pedregullos y así se alisó la pista de manera tal que sin dificultades pueda rodar la rueda de un avión.

Nos alojamos en pequeñas carpas para dos personas, había otras carpas para la radio estación, cocina-comedor y una más pequeña para baño; dentro de las carpas, una vez que se apagaba el farol sol de noche o el calentador Primus, la temperatura era igual que en el exterior y llegamos a tener temperaturas de 32 grados bajo cero.

Cuando la pista tenía 300 metros de longitud, el pequeño avión Beaver, utilizando un sistema de esquí-ruedas, despegó de la Base Matienzo con esquíes y por medio de una bomba hidráulica se levantaban los esquíes y las ruedas quedaban listas para rodar y así fue que por primera vez en la historia un avión aterrizó con ruedas en la Antártida. Desde un avión Hércules C-130 nos arrojaron en paracaídas y caída libre distintos elementos de supervivencia, la tan deseada correspondencia, explosivos, barretas, picos, palas, carretillas, etc., que les dio mayor vigor a nuestra tarea. Cabe destacar que los picos de 52 centímetros de masa, se habían reducido con el uso a 25 centímetros y de tres carretillas que arrojaron, solo una pudo ser utilizada, atándola con alambre, que sirvió para trasladar las piedras que estaban a los costados de la pista unos cincuenta metros para cada lado, para dar mayor seguridad a la operación aérea, porque en caso de despistarse un avión no lo haría sobre esas piedras. La tarea fue ardua, se trabajó con mucho espíritu de equipo y de sacrificio, porque teníamos que cumplir una utopía, de hacer una pista de aterrizaje de tierra en la Antártida, que parecía cosa de locos. Cuando finalizamos la misión, la pista tenía 900 metros de longitud, por 25 de ancho, cabeceras de pista y playa de estacionamiento, era el 29 de octubre de 1969, fecha de trascendencia nacional, histórica y geopolítica, debido a que por primera vez un avión procedente de otro Continente tocó tierra con sus ruedas en el Continente Antártico, rompiendo así el aislamiento al que estaba sujeto, por las condiciones de los hielos que solo permiten que los buques operen allí solamente en épocas estivales. Este avión era un biturbohélice Fokker F-27, matrícula TA-77, que partiendo de la Base Aérea Militar Río Gallegos, de la ciudad homónima de la Provincia de Santa Cruz, realizó esta hazaña recorriendo aproximadamente 1300 kilómetros, cruzando el Pasaje Drake, que es el que separa el Continente Antártico del Continente Americano.

El 29 de octubre de 1969 se considera el día de la fundación de la Base Marambio, y tuve el honor de ser parte de la Patrulla Soberanía que hizo posible esta hazaña. La Dotación Antártica 1969/70 que nos relevó, continuó en las mismas condiciones de hábitat y trabajó que nosotros en esta difícil tarea, ellos fueron quienes construyeron las primeras edificaciones y alargaron la pista a 1200 metros. Con esta capacidad operativa, por primera vez aterrizó el 11 de abril de 1970 un avión Hércules C-130; aeronave que llegaba a Marambio en 3:30 horas desde Río Gallegos y 6:45 horas desde Buenos Aires, pudiendo trasladar en esas operaciones hasta 10.000 kilos de carga y pasajeros. Esto permitió que cambie la era Antártica, ahora allí, en la Base Esperanza ahora viven familias, hay escuela, nacieron argentinos que tienen una característica particular, son argentinos pero no son americanos, porque nacieron en el Continente Antártico; comenzaron a realizarse los vuelos en sentido transpolar hacía Australia, Nueva Zelanda y Oceanía nuestros vecinos en la vía Antártica."

"A la Base Marambio la siento como un hijo más. Recuerdo que a mediados del mes de noviembre de 1969, cuando integrando la Patrulla Soberanía transferimos las duras tareas a la Primera Dotación anual de la Base Marambio (Invernada 1970), y regresamos en un avión Twin Otter, que utilizando su sistema de esquí-ruedas nos trasladó a nuestra base de origen, Matienzo; desde lo alto veía el trazo en el barro congelado de la primera pista de tierra en el Continente Antártico, la hilera de carpitas anaranjadas y dos verdes, el mástil hecho con mis manos, de cañas coligues atadas entres si con cuerdas de paracaídas, y al tope flameando la bandera argentina. Cuando vuelvo a la Base Marambio y la veo pujante, moderna, con sus pistas de aterrizajes más importantes, el hangar, pabellón científico, torre de control, todo del mismo color anaranjado igual a nuestras carpitas, siento que estoy frente a ese mismo hijo que dejé chiquito y que ahora lo veo triunfante, con más de cuarenta años de edad y me lleno de emoción. En la pared de frente del salón principal de la Base Marambio, hay un cartel que dice: "Cuando llegaste apenas me conocías. Cuando te vayas me llevaras contigo" y esto le ocurre a todos los que visitan la Antártida."

En contacto permanente con la Antártida, su relato personal.

"En mi condición de pionero Antártico y de fundador de la Base Marambio, tengo el privilegio de asistir todos los años a las ceremonias de relevo de la dotación y de la conmemoración de los aniversarios de la Base Marambio, los días 29 de octubre de cada año; nunca dejo de ir al que es "mi lugar en el mundo". Debido a que mi pasó por la Antártida tuvo relevancia histórica, desde Relaciones Públicas de la Fuerza Aérea, cuando recibían requerimientos de las escuelas para que enseñen a los alumnos temas antárticos, me designaban para dar charlas. En esta actividad me relacioné con mucha gente y por la temática antártica me comprometía con ellos quienes me relacionaban con otros para ese fin y en el transcurso de mis charlas, pude comprobar que los argentinos tenemos un gran desconocimiento sobre esa porción blanca de nuestra Patria, lo que me llevó a que trate de interiorizarme de todos los pormenores del tema.

En una oportunidad ante un centenar de docentes pregunté al inicio de la disertación: ¿Quién sabe cuándo es el Día de la Antártida Argentina? y ninguno respondió. Dándome cuenta que esto ocurría, porque ese día, el 22 de febrero, se incluye en el receso escolar de verano y por lo tanto el tema Antártida no integraba la currícula escolar, ni tampoco los textos escolares, salvo los de geografía.

A fines de la década del 90 comencé la tarea de difusión por todos los medios brindando información y su vasta historia poco contada. Todo este esfuerzo era con el propósito de promover la difusión y toma de conciencia respecto a la importancia de la presencia de nuestro país sobre el territorio Antártico en forma ininterrumpida desde el año 1904 (más de cien años).

Con fecha 20 de octubre de 2010 el Honorable Senado de la Nación Argentina, sancionó la Ley Nº 26651, publicada en el Boletín Oficial Nro. 32.029 del 16-NOV-2010, propiciada desde la Fundación Marambio, la que establece la obligatoriedad de utilizar en todos los niveles y modalidades del sistema educativo, como así también su exhibición pública en todos los organismos nacionales y provinciales, el mapa bicontinental de la República Argentina que fuera confeccionado por el Instituto Geográfico Nacional, el cual muestra el Sector Antártico en su real proporción con relación al sector continental e insular.

Asesoré y presenté proyecto de Ley en las Cámaras de Diputados y de Senadores de la Nación, como así también a las legislaturas de distintas Provincias y a Consejos Deliberantes de todo el país sobre temas relacionados con la Antártida y la educación, la mayoría de las veces con resultados satisfactorios. Como resultado de esta labor, cabe destacar que la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, sancionó la Ley Provincial Nº 14.222, modificando la Ley de Educación Provincial Nº 13.688, para delinear la correcta enseñanza de las cuestiones sobre Malvinas y la temática Antártica, además estableció la obligatoriedad de proveer y colocar en todos los establecimientos educacionales y/o culturales, públicos y privados, situados en la jurisdicción de la provincia de Buenos Aires, el Mapa Bicontinental.

El 22 de febrero de 2004, se cumplieron 100 años de permanencia ininterrumpida de los argentinos en la Antártida y se festejó el Día de la Antártida Argentina. Como celebración se realizó ese día una sesión legislativa en la que tuve el honor de ocupar el estrado, como si fuese un legislador más, junto con el Comandante del Rompehielos Irizar quien había comandado el rescate del buque ruso apresado entre los hielos antárticos. Nos acompañaban Diputados Nacionales y el Presidente de la Cámara que presidía la Sesión, donde recibí una placa de bronce como reconocimiento de mi trayectoria.

Periódicamente doy charlas desinteresadamente por radio, TV, en establecimientos educacionales de todos los niveles, institutos penitenciarios, fundaciones, bibliotecas, escuelas rurales, municipios, centro de recuperación mental, etc. en todo el país, presentando exposiciones itinerantes y temáticas, como apoyo a esta difusión. Realicé tareas de asesoramiento histórico tanto a instituciones privadas como públicas, exposiciones itinerantes durante la semana del Día de la Antártida Argentina, charlas informativas y todo tipo de trabajo de ampliación del conocimiento sobre ese sector argentino del Continente Antártico.

La Fundación Marambio y el Museo Antártico en Villa Adelina

A medida que pasaba el tiempo aumentaban las tareas de difusión que se le requerían al Dr. Luján. Junto a esas tareas crecieron los gastos por lo que se le aconsejó creara una Fundación a través de la cual podría recibir aportes periódicos, subsidios o subvenciones. Aunque la creación de la Fundación fue un paso de gran importancia que ayudó a la transmisión y mayor conocimiento de nuestra historia antártica, desde el punto de vista económico no resultó exitoso, cayendo el gran peso de solventarla en manos de su fundador.

Hoy la Fundación Marambio es una realidad por el esfuerzo de Luján y de sus colaboradores, sus hijos e hijos de Antárticos , y además recibe el reconocimiento no solo de los argentinos sino del resto del mundo. Por intermedio de los Boletines de Noticias mensuales y periódicos, distribuidos por las redes digitales, desde la Fundación se produce, redacta y edita valiosa información sobre la Antártida en general, que llega a más de un millón de entidades y personas del país y del mundo, en especial a establecimientos escolares. Además, se distribuye material gráfico informativo y testimonial por correo postal.

Uno de los grandes logros de la Fundación Marambio, cuando estaba en formación, fue la creación del Museo Antártico en el mes de julio del año 2001 , similar al que posteriormente el Dr. Lujan y su hijo Fabián habían armado e inaugurado en la Base Marambio de la Antártida Argentina en el año 2003 llamado "Museo Patrulla Soberanía" , donde se expone material educativo relacionado con la flora, fauna, geografía, historia y temas en general sobre la Antártida, como así también una Exposición Antártica temática relacionada con la fundación de la Base Marambio de la Antártida Argentina y el accionar de la Patrulla Soberanía, con el fin de "promover la difusión y toma de conciencia con respecto a la importancia de la presencia de nuestro país sobre el territorio antártico."

En el Museo de Villa Adelina, el señor Luján en persona recibe a vecinos, turistas, jubilados, entidades educativas a quienes asesora e informa sobre el material allí expuesto.

Anualmente, abre sus puertas en "La Noche de los Museos" organizada por la Municipalidad de Vicente López.

Otra de las tareas de gran importancia que lleva adelante la Fundación son los concursos tanto literarios como de artes plásticas. En 2005, se convocó al Concurso de Pintura "Pinte la Antártida", en 2006 al Concurso Literario "Antártida... Un Sentimiento", en 2009 al Concurso de Preguntas Frecuentes sobre la Antártida, y en 2013 al Concurso "Crucero a la Antártida (para 2 personas)".

Fuente:
Entrevistas personales al Dr. Juan Carlos Luján.
Testimonios del Dr. Juan Carlos Luján.
Visitas a la Fundación Marambio y a su Museo www.marambio.aq

NOTA: Para mayor ilustración, se agregaron fotografías a la publicación original.

www.marambio.aq - info@marambio.aq