Fundación Marambio
Presentación en la Feria del Libro 2018 de
"Allá arriba... Muy al Sur"

Autor: Comodoro (R) Jaime Francisco "Jacques" WILKINSON

Este libro está presentado en Feria Internacional del Libro, en el stand del Grupo Argentinidad Nº 1811 del Pabellón Amarillo.

El autor falleció recientemente, el 8 de octubre de 2017, cuando tenía en proceso de edición este libro, en el cual de forma amena , volcaba todas sus experiencias y vivencias de sus funciones, desempeñándose como meteorólogo de a bordo de la Fuerza Aérea Argentina, elaborando pronósticos, algunos de gran importancia histórica, entre ellos: el primer aterrizaje de un avión Hércules C-130 (TC-61) en la Base Marambio de la Antártida Argentina el 11 de abril de 1970 y el Vuelo Transantártico Intercontinental, también con un Hércules C-130, dando la vuelta al mundo en el vuelo de los Cadetes del XIX Viaje Final de Instrucción (Año 1974).

Fue autor del libro “¿Lejano Oriente… o Lejano Occidente?, donde relataba en un lenguaje cotidiano y crítico, como quien lo relata a un amigo, las impresiones que le van produciendo las experiencias diarias a lo largo de varios meses por esas tierras de Corea del Sur, China y Japón, nuestras antípodas.

Prologo del Libro

Dice el Comodoro (R) VGM Roberto Federico MELA, navegador de aviones de la Fuerza Aérea Argentina:

"Por el año 1967, siendo yo Capitán, conocí en un vuelo de El Palomar a Rio Gallegos al recién incorporado Primer Teniente Wilkinson, serio, flaco, enjuto, y ¿Por qué no? ávido de experiencias y aventuras.

Yo tenía sobrada experiencia antártica como navegador desde varios años atrás en Avro Lincoln, el DC-3 TA-05, DC-6 y Albatros.

Por lo tanto mire con curiosidad y desconfianza a este joven meteorólogo, que venia a emular y eventualmente suplir a nuestros queridos meteorólogos antárticos Alaimo, Almejun y Hoffmann, entre otros. La verdad que pensé, equivocadamente, que este muchacho no tendría porvenir en pronósticos antárticos, pues cruzar a la Antártida con una buena meteorología era a veces una lotería.

Con el tiempo y muchos vuelos en su compañía fue variando mi concepto sobre Jaime, en la medida que aprendía a manejar los normales escasos datos que llegaban a la Mesa de Pronósticos, demostrando así una alquimia artesanal para evaluarlos.

Intervino en un sinfín de vuelos como tripulante especializado y su presencia se hizo familiar y querida por todas las tripulaciones.

Al leer este libro de su autoría, he descubierto otra faceta de su personalidad, ya que con lenguaje llano, familiar, coloquial, aeronáutico y a veces desenfadado, nos lleva a los laberintos borgianos de la vida antártica.

Bucea así en situaciones insólitas, a veces cómicas, otras trágicas, de un universo que solo pueden entender iniciados o desprejuiciados, pues las razones de la población antártica es a veces inentendible.

Cada capitulo salta de lo bueno a lo grotesco, de la cobardía al heroísmo, del deber a la apatía, mostrando la insignificancia del ser humano frente al continente blanco.

El autor, enamorado del sur argentino y amante de la naturaleza desde su niñez, vuelca un emotivo mensaje sobre vuelos en latitudes y situaciones extremas, en especial al relatar su presencia en el insólito accidente del DC-6 TC-55 en Mar del Plata al regresar de un vuelo antártico.

Los relatos en cada capítulo se suceden en un hermoso caleidoscopio, sirviendo como poderoso incentivo histórico para que hombres y mujeres lectores conozcan la historia de hechos cuasi-heroicos.

Gracias Jaime, por este regalo literario, con tantas emociones y detalles. Tu prematura partida engrandece tu figura personal y profesional.

Quiero terminar esta presentación en un tono divertido, con un poema escrito por un periodista que integro como pasajero el Primer Aterrizaje de un avión C-130 “Hércules” en la Base Aérea Marambio, luego de varios intentos fallidos de arribar a esa isla por problemas meteorológicos.

Es la meteorología ciencia oculta
Y como tal
Se obtienen datos seguros
De una bola de cristal.
Por si acaso se equivocan
Y esta es verdad pura
Dirán que la culpa fue
De una vaguada en altura.

Jaime, estoy seguro que al escuchar estas estrofas, donde vos estés ahora, asomara una sonrisa cómplice y nos harás felices a todos los que te conocimos y apreciamos.

Comodoro Jaime Francisco Wilkinson ¡Presente!"

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