Fundación Marambio
Palabras pronunciadas por el Jefe de Estado Mayor General
de la Fuerza Aérea Argentina

Brigadier General VGM Enrique Víctor AMREIN
con motivo de la inaugurarse las jornadas en conmemoración al
50 aniversario de la fundación de la Base Antártica Marambio

"Hace 50 años, el entrañable Vicecomodoro Olezza izaba la bandera argentina en la inauguración de la Base Marambio. Muy cerca del mástil se percibían las modestas carpas que servían de refugio y protección a los integrantes de la Patrulla Soberanía.

Nuestra bandera flameando en la meseta significaba la coronación no sólo al tesón y al trabajo de los valientes integrantes de la patrulla, sino también al esfuerzo sostenido de la República Argentina en el territorio antártico argentino desde comienzos del siglo XX.

Ese mismo año el hombre llegaba a la luna. En lo técnico y presupuestario no son empresas comparables, pero en lo que representa para el esfuerzo, el sacrificio, para el trabajo en equipo y la visión trascendente del hombre, son esencias del mismo anhelo del ser humano: acercar distancias, borrar límites y vencer obstáculos.

La gesta argentina en la Antártida no distinguió uniformes, escalafones o jerarquías. Lo que siempre necesitó ha sido hombres y mujeres con espíritu dispuesto a soportar condiciones meteorológicas extremas, aislados, incomunicados y lejos de sus familias, pero con la satisfacción y orgullo de ser parte de un selecto grupo capaz de desafiar la inmensidad del Continente Blanco.

La puesta a punto de la primera pista de aterrizaje sobre el permafrost del Continente Blanco significó un hito fundamental, a fuerza de pico y pala, no sólo para romper el aislamiento de una parte del territorio argentino, sino para consolidar la posición de nuestro país dentro del sistema del Tratado Antártico.

La República Argentina, como uno de los doce signatarios originarios del tratado, posee presencia efectiva y realiza actividades científicas con carácter permanente, a la vez que brinda apoyo a las expediciones que se envían regularmente a la región.

En el Sector Antártico Argentino viven, trabajan, estudian e investigan ciudadanos argentinos y, en muchos casos con sus familias. Sostener este esfuerzo nacional en un ambiente complejo como el antártico necesitaba la capacidad de acceder de manera rápida, segura y flexible usando el medio aéreo como herramienta.

De la mano de nuestros precursores antárticos se trazó una idea: la necesidad de abrir nuevas rutas aéreas, con la convicción de que allí donde hubiese un argentino o su territorio, debía estar presente la fuerza aérea. Y como el mismo Olezza decía: 'una ruta aérea no es sólo un avión volando. Una ruta aérea es infraestructura, comunicaciones, apoyo, logística, meteorología, medios adecuados, instrucción y, sobre todo: conciencia de que hay que hacerla.'

Bajo esa consigna es que se removieron y picaron las rocas de la meseta en la isla donde a lo largo de estos 50 años, hombres y mujeres han mantenido abierta, sin interrupción, la puerta de acceso a nuestra Antártida.

Como marcando un antes y un después en la evolución aeronáutica en la Antártida Argentina, mientras volaba rumbo a la Base Marambio el avión Fokker TC-77, que sería el primer avión con ruedas en aterrizar en la nueva pista, al mismo tiempo dejaba para siempre el Continente Blanco el memorable TA-05 protagonista de tantas historias de arrojo, alegrías y tristezas, típica amalgama anímica tan bien conocida por nuestros antárticos, en el libre juego de afecto, inteligencia y voluntad.

Con el objetivo de respaldar los intereses nacionales, la Argentina reivindica su soberanía sobre el denominado "Sector Antártico Argentino" fundamentando su reclamo no solo en cuestiones geográficas y herencia histórica de España sino también por la instalación y ocupación permanente de bases antárticas y el desarrollo de actividad científica por más de un siglo.

El éxito de dichas actividades, previstas en Programa Antártico Argentino depende en gran medida de su logística, teniendo como aspectos salientes los medios de transporte. La Fuerza Aérea brinda actualmente apoyo con aeronaves C-130 Hércules, DHC-6 Twin Otter, helicópteros Bell 412, 212 y Mil Mi-171, cumpliendo diversas tareas de manera ininterrumpida desde hace más de medio siglo, con las limitaciones propias, y del medio en el que opera.

Con esta basta trayectoria e historia estamos en condiciones de aventurarnos, tal como lo hicieran nuestros precursores antárticos y adentrarnos en el territorio más allá de nuestros límites actuales.

Hoy tenemos la posibilidad de emular su ejemplo buscando operar por modo aéreo en hielos azules, en bases tales como SkyBlu y Glaciar Unión, permitiendo no solo el abastecimiento y evacuación aeromedica durante todo el año a la Base Belgrano II y San Martin, sino también, la proyección de nuevas bases y campamentos científicos y porque no, el acceso a nuestro limite más lejano: el Polo Sur.

Antes de finalizar, me gustaría destacar la labor de la Fundación Marambio, que con su empeño y el de su equipo han hecho posible la difusión no sólo del trascendente e histórico hecho de la inauguración de la base, sino también del quehacer antártico en su conjunto. Estoy seguro de los resultados obtenidos creando una conciencia antártica en jóvenes generaciones de argentinos.

Suboficial Luján: como argentino y en nombre de la Fuerza Aérea Argentina, le doy las gracias.

Por último, cabe destacar que en esta loable empresa argentina, son muchas las personas que han entregado sus vidas, por eso ruego a Dios Nuestro Señor que nos siga bendiciendo con esa clase de hombres y mujeres, y que la Santísima Virgen de Loreto nos proteja bajo su manto y guíe en los destinos de nuestra fuerza aérea acobijando a quienes ya no están aquí, físicamente entre nosotros, pero que seguro nos acompañan espiritualmente en cada uno de los recuerdos que estamos rememorando.

Muchas gracias"

NOTA: Los integrantes de la Fundación Marambio, agradecen al señor Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, el haber destacado en su discurso nuestra labor.

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