APORTE PARA REFLEXIONAR
ANTÁRTIDA ARGENTINA y LÍMITES DE TIERRA DEL FUEGO
Autor: Equipo Hielo Azul

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6. FIJACIÓN DE LÍMITES

La primera demarcación del Territorio Antártico Argentino se realizó en 1942, es decir, después de presentadas las declaraciones de Inglaterra y de Chile, siendo la nuestra conceptualmente distinta.

La demarcación chilena se expresó en el Decreto N° 1747 de 1940: “Forman la Antártica Chilena o Territorio Chileno Antártico todas las tierras, islas, islotes, arrecifes, glaciares (pack-ice), y demás conocidos y por conocerse, y el mar territorial respectivo, existentes dentro de los límites del casquete constituido por los meridianos 53° longitud Oeste de Greenwich y 90° de longitud Oeste de Greenwich”. (Ver Anexo 5)

Es interesante destacar que al incluir ‘pack-ice’ en su declaración, puede interpretarse que está incluyendo los mares periféricos dentro de esos meridianos, pues se trata de placas y escamas de mar congelado fracturadas de la banquisa que se desplazan con mareas y vientos, creciendo o decreciendo estacionalmente conforme se congelen o derritan.

Así estas escamas de hielo flotante estarían consideradas por Chile como “territorio susceptible de dominio”, pudiendo interpretarse que reclaman aguas en tanto tomen estado sólido; es decir, aquellas zonas de la hidrosfera que pasan a integrar la criosfera.

Este decreto no determinaba un límite al Norte.

La declaración británica es más antigua aún (Carta Patente Real de 1908, modificada en 1917), y se refiere a suelos emergidos ‘desde el paralelo 50° Sur hasta el Polo’, limitada por los meridianos 20° y 80° Oeste de Greenwich’. Es decir reclama la litosfera emergida de la región, puesto que todos los mares del mundo siempre Inglaterra los consideró propios.

Ese esquema de 1908 abarca la Patagonia continental Argentina a partir de la desembocadura del Río Santa Cruz, y el sur de la Provincia Magallánica de Chile con sus archipiélagos.

Es interesante señalar que el rey Edward VII, quien la dictó, conocía perfectamente estos territorios poblados y civilizados por Argentina y Chile, ya que tuvo a cargo el arbitraje en el diferendo de límites australes de 1901/ 1902 entre ambos países. Otra Carta Patente posterior del rey George V, durante la 1ra Guerra Mundial, modificó la anterior trazando un martillo que desafecta la Patagonia y sus islas más próximas, exceptuando las Malvinas.

La demarcación antártica argentina -elaborada por científicos, políticos, especialistas idóneos y diplomáticos de la talla de La Rosa o Bramuglia-, omite ex profeso discriminar mares líquidos de congelados, hielos glaciales o suelo firme o insular, abarcando claramente todo el espacio geográfico comprendido en las coordenadas que forman el triángulo esférico o casquete que visualizamos en los mapas, sin líneas punteadas internas ni diversa coloración distintiva.

Es claro y muy lógico, puesto que la naturaleza principal de la Antártida es el agua sólida: nieve y hielo, con sus mutaciones estacionales en esas latitudes.

Aceptaron que este continente pertenece esencialmente a la criosfera de nuestro planeta y sigue sus reglas naturales, que lo hicieron merecedor del apodo de “continente pulsante”, comparando sus ciclos con diástoles y sístoles cardíacas.

Cabe destacar que las dos presentaciones anteriores demuestran claramente la voluntad argentina de no atenerse al mismo criterio de ‘suelos o tierras emergidas’, y que la demarcación del Sector abarca la totalidad expresada sin lugar a ‘errores de omisión’ por tratarse de idóneos juristas y diplomáticos reconocidos a nivel mundial, que estudiaron exhaustivamente esos reclamos anteriores chileno y británico.

Actualmente la tecnología satelital permite apreciar fácilmente la mutación estacional de la periferia antártica que se expande y se contrae en proporciones de notable magnitud.

La siguiente secuencia del año 1986, confeccionada con datos satelitales por la NASA, sucede hoy mes a mes:

Así, desde aquel presente transcurrido, la Comisión Nacional del Antártico de 1946 legó a los argentinos del futuro -o sea ‘a nosotros’ en el presente actual-, los parámetros de la tesis sobre la que a futuro probablemente se discutiría la cuestión de la soberanía con otros Estados, ya que no era previsible el Tratado Antártico nacido en 1959.

Argentina no sólo reconoció a Chile sus derechos sobre territorio antártico, sino que además se firmó un Acuerdo de reconocimiento recíproco de Reclamos conviniendo cooperar fraternalmente en la zona superpuesta -meridianos 53° a 74° Oeste (Acuerdo antártico Argentino-Chileno - ver Anexo 6)

También desconoció totalmente -por ilegítima- la pretensión británica, que abarca todo nuestro Sector y gran parte del chileno.

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