MIS VIVENCIAS EN EL “GRUPO DE TAREAS MARAMBIO”
DURANTE EL CONFLICTO DE MALVINAS 1982

Por el Suboficial Mayor (R) Aldo Oscar Sánchez (*)

Pasaron muchos años desde aquel 23 de marzo de 1982, cuando a bordo del avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina nos posábamos sobre la pista de la Base Marambio en lo que fue el primero de los dos vuelos programados.

Me acuerdo cuando aterrizó con esa enorme carga de hierros que eran nada más ni nada menos que las bases de lo que luego transformaríamos con nuestro trabajo en la plataforma exterior del Casino, donde se encuentra instalada actualmente la cámara frigorífica. Cuantos recuerdos, cuantas anécdotas, cuantas nostalgias.

En mi memoria, todavía puedo visualizar a gran parte de la dotación de aquel entonces, cuando el Vicecomodoro QUINTEROS y el Suboficial Mayor AMAYA (Jefe y Encargado de Base respectivamente), nos recibieron con total afecto, al igual que los bien recordados “MASCAFIERRO” FIORAMONTI y el “NEGRO” MIÑO, que tenían a su cargo el Grupo de Tareas MARAMBIO de aquella época, que hermoso desafío! mecánicos de avión, usinistas, enfermeros, oficinistas, motoristas, talleristas, carpinteros, soldadores, etc., etc., civiles y militares, todos unidos y hermanados bajo la misma bandera y con un solo objetivo, perpetuar esa soberanía que nos legaron los exploradores del desierto blanco un crudo invierno de 1969, pero también teníamos que superar el lógico escollo de temor que despierta la incertidumbre de la convivencia en un clima por demás árido.

Así nos encontrábamos en aquellas latitudes, tratando de habituarnos a esa nueva vida, cuando nos golpeó en principio lo que fue una feliz noticia “se habían recuperado las Islas Malvinas”, aquellas que desde la escuela primaria y sabiamente nos inculcaron que “son argentinas”, pero… siempre hay un pero y como todos sabemos el costo de este logro fue en principio la vida de un valiente marino.

Ese acto de legítima soberanía se tradujo en abrazos y verdadera algarabía en todos nosotros, claro habían pasado nada menos que 182 años y eran nuestras nuevamente; luego, con el pasar de los días la alegría se fue transformando en desconcierto, la pregunta era sencilla ¿vendrían los ingleses como habían prometido? la mayoría pensábamos que no, pero también había quienes opinaban lo contrario basándose en la rica historia naval del país usurpador… y así fue, llegaron y comenzó una guerra que parecía interminable, que reitero, obró en todos nosotros causando alegrías, llantos y también desencuentros.

Una tarde de mayo me encontraba en mi habitación realizando algunas manualidades que sin duda son propias de las habilidades de cada individuo pero que suelen estar motivadas por el pensamiento hacia nuestros seres queridos y la distancia reinante entre nosotros y ellos, y la gran mayoría queríamos llevarles algo, entonces con mucho ingenio se elaboraban cosas como: camiones tanque hechos en madera y utilizando las latas de gaseosas, también trineos construidos con una delicadeza poco vista y había quienes con dientes de foca o tiburón fosilizados hacían colgantes o aros encastrados en alambre de plata, algunas eran geniales; por mi parte me dedique a la pintura sobre madera que realizaba con pinceles construidos con Mondadientes, donde reflejaba el sector antártico argentino con un pingüino característico de la Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA) llamado “Paco” y a la construcción de dos camioncitos para mis hijos.

De pronto se escucho un enorme bullicio semejante al que provoca el gol en un estadio de futbol, con uno de mis compañeros nos miramos extrañados y casi sin darnos cuenta nos preguntamos ¿y eso? corrimos a averiguar qué pasaba y fuimos sorprendidos por la noticia “hundimos al “Sheffield”, todo era abrazos, vítores y risas, en cambio debo confesar que no festejé, me causó una profunda tristeza que no pude controlar, no sé todavía si estuvo bien o mal, pero sinceramente no pensé en las hermosas islas que históricamente y sin lugar a dudas nos pertenecen, sino en la cantidad de vidas que se perdían, en la cantidad de hijos que seguirían quedando sin padres y en la cantidad de padres que perderían más hijos, en fin se supone que así son las guerras pero también es cierto que uno vive cada etapa conforme a su entorno, y en esa época tenía yo hijos de 8 y 7 siete años respectivamente y también una esposa muy joven.

Mentiría si dijera que carecíamos de noticias sobre la contienda, las antenas artesanales y los cables enrollados en las radios, permitían que emisoras tales como la BBC de Londres, Moscú, Colonia y Carbe de Uruguay, Rivadavia y otras más de Argentina, nos proporcionaran todas las noticias habidas y por haber; mientras tanto el “Grupo de Tareas Marambio 1982” continuaba con su ardua labor extendida de 2 a casi 4 meses por este conflicto.

La noche del invierno antártico (amanecía aproximadamente a las 11:00 hs. y alrededor de las 16:00 hs. ya era noche cerrada), hacía que se aprovecharan las pocas horas de luz para realizar tareas al aire libre con temperaturas extremas y luego continuábamos en el interior, desplegados en distintos lugares como obradores, casino, etc. realizando diversas tareas.

No debo olvidarme de la misión u objetivo principal que justificó nuestro viaje a Marambio, reconstruir la “Casa de Emergencia” que había resultado destruida durante un incendio ocurrido el año anterior, cosa que se cumplió en un 100 x 100%, al igual que la ya mencionada construcción de la “Plataforma externa del Casino.”
El tiempo hizo que a pesar de todo nos sintiéramos felices porque nos dimos cuenta que habíamos conformado un hermoso y verdadero equipo, donde la educación, la tolerancia y el respeto por los silencios y el recogimiento que cada uno le dedicaba cotidianamente a los seres queridos fue inquebrantable, especialmente cuando se terminaba de hablar con la familia, uno miraba al compañero y sabía si estaba de buen humor o quizás angustiado por alguna mala noticia, entonces se procedía en consecuencia.

Los domingos con el “Tano” STAGNARO nos levantábamos tempranito y nos íbamos a la radio, así mientras la dotación y grupo de tareas dormía, podíamos efectuar las llamadas y hablar a través de Radio Pacheco mediante el entonces famoso “FONE PACH”, ese que requería de un “CAMBIO” para otorgarle la palabra a la persona con la que se estaba dialogando, terminado este acto, nos abrigábamos bien y nos íbamos al casino (que estaba en construcción y sin pasillo cubierto) y nos jugábamos unos buenos partidos de ping pong y luego, a eso de las 9:30 hs. volvíamos para desayunar.

Demás está decir que no había televisión en directo, no existían los teléfonos celulares, tampoco la pasarela por donde se transita con muchísima seguridad; sin lugar a dudas estábamos en otro tiempo donde la tecnología fue arribando a Marambio, a través de la dedicación de todas las dotaciones y grupos de tareas que participaron y que continúan con esa patriótica tarea, todo esto seguramente nos hará meditar sobre el esfuerzo de aquel grupo de hombres integrantes de la “PATRULLA SOBERANIA”, que con ese exitoso sacrificio inicial posibilitaron el importantísimo asentamiento antártico que fue conocido posteriormente como la “BASE AEREA VICECOMODORO MARAMBIO”.

A veces, cuando me invaden aquellos recuerdos, me parece escuchar al entonces Cabo 1º CALEMBERG con la estabilidad emocional totalmente afectada, porque cuando trataba de comunicarse con alguna estación de radio del continente argentino, desde alguna parte de Chile le hacían interferencia y también solían gritarle algunos improperios que lo afectaba muchísimo.

Aconteció que durante el conflicto y en dos oportunidades el aterrizaje de aviones Hércules, uno venia desde El Palomar para replegar el Helicóptero Bell que estaba en Marambio y el otro, a los 15 o 20 días (no recuerdo bien), a llevarse un equipo de balizamiento denominado Zapón.

Pensábamos en que el de “El Palomar” nos traería la preciosa carga ansiosamente esperada: correspondencia, revistas y algunos postres de esos preparados en casa, pero no fue así, el avión había ido a El Palomar luego de haberse declarado un “ALERTA ROJO” la noche anterior y posteriormente habían recibido la orden de la Fuerza Aérea Sur de llevarse al Bell, así que aterrizó en la Base totalmente vacío, entonces desilusión por medio, comenzamos la dura tarea de cargar al helicóptero dentro del C-130.

Las emociones que todos sin excepción vivimos fueron muchas, la experiencia adquirida me atrevo a calificarla de “inigualable”, pero al margen de las circunstancias narradas, debo confesar que supimos condimentar nuestros momentos y aprovechamos para observar en la noche el reflejo de la luna llena sobre el mar o tratar de descubrir figuras en el formato de los témpanos, tomar con mucha calma las agotadoras paleadas de nieve para hacer agua y las salidas con ventisca para cambiar los tubos de gas; la recolección de la basura de los días Sábado también tenía sus encantos y los días Domingo con buen clima aprovecharlos para realizar unas hermosas caminatas a “Bahía Fósiles”, a la “Pingüinera”, o sobre el mar congelado, etc., etc., para luego, todo esto incorporarlo también al cofre de los recuerdos “inolvidables.”

Muchísimas cosas que fuimos aprendiendo sobre la marcha de la convivencia, se guardaron para siempre en lo más profundo del corazón, por todo ello, Gracias con mayúscula a todos los integrantes de aquella magnífica Dotación y especialmente a ese Grupo de Tareas 1982, por toda la enseñanza, la confianza y la amistad, gracias FIORAMONTI, MIÑO, CHAER, CAROZZINO, MEMOLI, CHANQUIA, BARRIOS, STAGNARO, MIÑO, SCHIRRIPA, MARINO, CARRIZO, MINGRONE, ETCHECOPAR, ESPINOSA y BARRANCO.

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(*) Suboficial Mayor (R) de la Fuerza Aérea Argentina. Desde 1998 hasta la actualidad, Director del Consejo de Investigaciones Nacionales en Estudios Contemporáneos (CINEC) y dictante de las materias relacionadas con la Organización de la Oficina de Ceremonial, Ceremonial Público, Ceremonial Escrito y los Cambios Organizacionales en la Empresa y la Administración Pública. Tuvo a su cargo las Relaciones Públicas de la Asociación de Ex Becarios de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y fue también Vicepresidente de la Asociación de Profesionales de Ceremonial de la República Argentina (APCRA). Actualmente se desempeña en el Departamento Ceremonial del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.


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